LAS PRECIPITACIONES ATMOSFÉRICAS

Cuando el aire se enfría, el vapor de agua se condensa en pequeñas gotitas que mediante un fenómeno que llamamos de coalescencia, se reúnen formando gotas mas gruesas. Al ir aumentando su tamaño, estas gotas descienden desde las nubes hasta el suelo, por la acción de la gravedad, y dan origen a las precipitaciones.

Podemos definir las precipitaciones como el agua procedente de la atmosfera que, en forma líquida o sólida, se deposita sobre la superficie terrestre. Las precipitaciones se miden con el pluviómetro, y se clasifican el liquidas, sólidas y ocultas. Son liquidas la lluvia y la llovizna; solidas, la nieve y el granizo; y ocultas, el roció y la escarcha. Estas últimas se denominan <<ocultas>> por cuanto escapan al control de todos los aparatos de medición.

Se entiende por lluvia la precipitación en forma de gotas de agua cuyo diámetro es superior a los 0,5 mm. Normalmente, se habla de lluvia cuando el agua cae mientras el viento está en calma, y de chaparrón, cuando el agua cae acompañada de un fuerte viento. La  llovizna no es más que una lluvia muy fina, de gotas de agua de menos de 0,5 mm.

Además de agua, las lluvias a la Tierra arrojan polvo, gases disueltos, sales y a veces incluso compuestos químicos. Este sería el caso, por ejemplo, de la llamada lluvia acida, que afecta a algunas zonas de nuestro planeta y resulta muy perjudicial para los bosques. La lluvia acida, que se produce a consecuencia de los elementos contaminantes que expulsan a la atmosfera las industrias, los medios de trasporte y las calefacciones, entre otros, es agua cargada con diversos ácidos, (sulfúrico, nítrico, clorhídrico) y algunos óxidos, que además de perjudicar gravemente las coníferas, las hayas y los robles, provoca la acidificación de los suelos y causa un aumento considerable de las enfermedades respiratorias.

La nieve es la forma más habitual en la que se producen las precipitaciones sólidas. Tiene lugar cuando de las nubes no se desprenden gotas de agua sino finísimos cristales de hielo. Estos cristales se agrupan al caer, y por eso llegan al suelo en forma de copos blancos.

Tanto la lluvia como la nieve son impredecibles para la vida en nuestro planeta, ya que devuelven a la Tierra el agua que se pierde por evaporación. Sin ellas, la superficie terrestre se secaría progresivamente, hasta hacer imposible no solo la agricultura sino incluso la vida de animales y plantas.

CONTENIDO RELACIONADO

Comentarios

Entradas populares