LOS TORRENTES

Los torrentes son aguas superficiales que comparten características de las torrenteras y de los ríos. Se asemejan a las primeras en que permanecen secos la mayor parte del año, y solo llevan agua después de lluvias intensas o cuando se produce el deshielo. Con los ríos tiene en común el hecho de discurrir por un cause fijo.

Un torrente se puede definir, por consiguiente, como un curso de agua irregular, violento e impetuoso, que aparece por lo general en regiones montañosas o en zonas de relieve abrupto.

En lo torrentes se distinguen tres zonas, que se diferencian por su forma y también por el tipo de erosión predominante en cada una de ellas.

La cuenca de recepción es la parte alta o cabecera del torrente. Tiene forma de embudo y concentra las aguas salvajes que a partir de allí fluyen ya canalizadamente. La fuerza de las aguas origina una intensa erosión, que se centra fundamentalmente en el arranque de materiales.

El canal de desagüe es propiamente el cauce del torrente por el que descienden las aguas, normalmente a gran velocidad. Aquí las aguas siguen erosionando el terreno, excavando cada vez más profundamente el cauce y arrancando rocas a su paso, pero el fenómeno que tiene mayor importancia es el transporte de los materiales arrancados en la cabecera. En el hecho del canal del desagüe a parecen unas formaciones muy características, las ollas, que son las cavidades excavadas en el fondo. Cuando son muy grandes, reciben el nombre de marmitas gigantes.

El cono de deyección es la parte inferior del torrente. Aparece en la zona de contacto entre la vertiente montañosa y la llanura, y se forma como consecuencia de la perdida de velocidad aguas causada por la disminución de la pendiente. Tiene forma de cono, y no es zona de erosión, si no de sedimentación de los materiales transportados por las aguas, que presentan una gran variedad de formas y tamaños.

En la cabecera de los torrentes puede producirse en fenómeno conocido con el nombre de captura, que consiste en que el torrente, sobre pasando la línea divisoria de su cuenca hidrográfica, capta las aguas de otro rio o torrente. Este fenómeno suele originarse por retroceso de cabecera, es decir, causa de una erosión muy intensa que va desplazando la cabecera o cuenca de recepción en sentido contrario a la dirección de las aguas.

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