La proximidad o alejamiento del mar

La proximidad o alejamiento del mar se considera también un factor climático, ya que como los anteriores incide sobre las temperaturas y sobre las precipitaciones.

Las grandes masas de agua (océano, mares e incluso lagos de gran tamaño) se calientan y enfrían más lentamente que la corteza terrestre. Por esta causa, actúan como un regulador térmico, es decir, haciendo que en las regiones más próximas de la tierra no pierda tan rápidamente el calor que ha recibido del Sol, o que no conserve durante tanto tiempo el frio acumulado.

Es habitual, en efecto, que las regiones cercanas al mar se benefician de un clima más benigno que las regiones alejadas de él, registrando menos oscilaciones térmicas diarias y menos diferencias entre las temperaturas medias del mes más cálido y en mes más frio.

La proximidad del mar influye asimismo en las precipitaciones, principal mente cuando el viento sopla desde la costa hacia el interior. En este caso, las regiones marítimas no solo tendrán un clima más suave, sino también más húmedo y lluvioso. Un caso característico es la costa atlántica de Europa donde soplan vientos constantes de oeste que convierte las islas Británicas y las regiones costeras de Francia, Bélgica y Holanda, por ejemplo, en zonas muy húmedas.

No obstante, en las regiones costeras suele registrarse también un mayor grado de humedad, como consecuencia de la evaporación del agua del mar, que puede hacer entonces el clima más pesado y agobiante, sobre todo durante las estaciones cálidas.

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